SoulCalibur

La perfección

En los videojuegos la perfección siempre ha sido un concepto aparentemente inalcanzable. Durante años, semejante grado de bondad únicamente podía ser concedido cuando una revista o medio especializado otorgaba una calificación prácticamente imposible. El espléndido 10 y el grandioso 100 eran puntuaciones casi siempre inaccesibles. Solamente algunos elegidos lograban acariciar la excelencia con ajustadas décimas que en más de una ocasión escapaban a nuestro entendimiento. Siempre recordaré, por ejemplo, aquel 99 para Perfect Dark de Nintendo 64 en una conocida revista de nuestro país. El título de la obra de Rare como ejemplo viene «perfecto» para la ocasión pero su caso es otra historia.

La explicación más extendida para este hecho es que la perfección no existe. Esta clásica respuesta en nuestro medio a menudo es reforzada con el siguiente argumento: un videojuego, por muy bueno que sea, no es perfecto porque siempre deja un margen de mejora, por mínimo que este sea. Un razonamiento completamente lógico.

El paso de los años ha normalizado el uso de estas calificaciones, en ocasiones sembrando la correspondiente polémica. Sin embargo, en mi opinión, uno de los videojuegos que logró alcanzar la perfección fue SoulCalibur para Dreamcast, hace más de 20 años. Considerado como uno de los mejores videojuegos de la historia, esta auténtica joya de Namco está situada en el centro de la corona de la consola de SEGA, junto a Shenmue y RE: Code Veronica.

En su momento asistimos a un despliegue técnico como jamás habíamos visto antes. El tamaño de los luchadores, su impecable modelado, la rapidez y suavidad de sus movimientos, los detalles y el diseño de los escenarios… aquello era un nuevo salto cuántico, no solo para el género de la lucha, también para el videojuego.

SoulCalibur demuestra el tremendo potencial de Dreamcast con un apabullante aspecto gráfico, técnicamente perfecto. Dicha perfección también está plasmada en el dominio de las 3D y en un juego de cámaras capaz de ampliar la visión de los combates y acercarse a los luchadores de forma magnífica. El buen hacer de Namco también queda demostrado en su control gracias al sistema «8 Way Run«, el cual proporciona un movimiento impecable por todo el escenario sin perder nunca de vista el combate. Esta característica también permite deleitarnos con los distintos efectos visuales y sus bellos paisajes.

La fluidez de los combates marcó la diferencia gracias a la precisión del contra-ataque, la posibilidad de echar al oponente de ring en el momento adecuado y la facultad de iniciar una secuencia de movimientos cuando estamos recibiendo daño.

El control resulta sobresaliente, la respuesta al mando inmejorable y la variedad de estilos propuestos por el plantel de luchadores, junto al arma que esgrime cada uno y dos posturas distintas, hacen que cada jugador pueda encontrar su personaje favorito gracias a su equilibrio y a la personalidad que es capaz de transmitir cada uno de los 19 disponibles. Cualquier elección es asequible y cualquier jugador puede plantar cara a un jugador experto de una forma digna gracias a su amplio y accesible repertorio de golpes.

La culminación al conjunto es la duración. Aprender todos los movimientos y dominarlos garantiza horas de diversión pero la vida del juego está asegurada gracias a los diversos modos incluidos. Dentro de estas modalidades destaca por encima de todos el Mission Battle, misiones que debemos superar bajo diferentes situaciones mientras realizamos un viaje por el mundo en busca de la Soul Edge. El avance de nuestras aventuras desbloquea gran cantidad de contenido, incluyendo nuevas arenas, personajes, ilustraciones y todo sin pasar por caja vía DLC. SoulCalibur popularizó el modo historia en los videojuegos de lucha, aplicándose su estilo en muchos títulos que llegaron después.

La versión para Dreamcast mejoró el arcade original, siendo uno de los juegos encargados de manifestar que las consolas domésticas habían superado a las recreativas. Para la posteridad han quedado los movimientos de sus personajes, el temible Astaroth con el corazón brotando de su pecho y sosteniendo su enorme hacha, los bellos escenarios medievales o la potente voz del narrador.

En estos tiempos donde la verdad parece estar en posesión de todo el mundo y donde el criterio a la hora de conceder calificaciones perfectas se realiza a discreción, SoulCalibur nos recuerda que hirió con su espada a la perfección en otra época donde esta era inalcanzable, dejándola una cicatriz y un claro mensaje: no eres intocable.

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Tags Dreamcast

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RUBIO

Un videojuego puede ser como un buen libro o una gran película. Siempre digo que existe un juego para cada persona. Si aún hay alguien por ahí que no se ha enganchado a los videojuegos es porque todavía no ha encontrado su juego. Cuando lo encuentras, descubres una llave que abre la puerta a un mundo de diversión y entretenimiento sin igual.

7 comments

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  1. Cejel 22 septiembre, 2021 at 16:00 Responder

    Fantástico reportaje chaval. Da gusto leerte, sobre todo cuando hablas de juegos que marcaron unos años y Sould Calibur merecía ser nombrado. Que gráficos, que historia, flipando cuando lo jugué por primera vez en casa. Recuerdo los días de Navidad cuando venía el tío a cenar y le estábamos esperando para echar esa partidita antes y después de zampar con su querido amigo Lizardman. A todos nos flipaba el juego, sus personajes, la cantidad de misiones, joder fue y es una obra maestra. Personalmente opino que a día de hoy si te acuerdas de algún videojuego, los momentos que pasaste y las horas de vicio, para mí eso sólo significa una cosa y es la PERFECCIÓN comprimida en un CD. Tendríamos que volver a jugar payo, porque afortunados somos de tenerle y ese privilegio de volver a disfrutarlo nos hará recordar que hubo una época en la que hacían videojuegos para no ser olvidados.

    Grande Rubiazoooo.

    Porque somos muchos.

    • RUBIO 22 septiembre, 2021 at 16:20 Responder

      Muchas gracias por los comentarios. SoulCalibur es uno de esos videojuegos que no se olvidan y esos combates a dos mandos son para siempre. Un abrazo

  2. Voyevodus 22 septiembre, 2021 at 20:48 Responder

    Siempre en mi TOP. Uno de los mejores juegos que se han hecho, sean del género que sean. Yo venía de darle muy duro al Soul Blade, y cuando jugué a Soul Calibur se me cayeron los cojones al suelo. Y cuanto más jugaba más flipaba. Todas las alabanzas son pocas.

    El texto… a la altura del juego. Con eso está todo dicho.

  3. Ruryk Z 29 septiembre, 2021 at 20:41 Responder

    ¡Disfrutando de tus textos como tú lo hiciste con los juegos de los que escribes, Rubio!
    Soul Calibur es una pasada y creo que solo fue superado por su segunda entrega. Puede que tenga este recuerdo porque poder luchar con Link en la versión de GC fue una fantasía.
    Pero recuerdo cuando jugué a este juego la primera vez y no me podía creer lo que veía. Gráficamente era alucinante, lo mejor que había visto, y el tamaño de los personajes y la cantidad de efectos visuales hacían del juego algo de otro mundo. Y sigo pensando que Soul Calibur es de esas sagas agradecidas con el jugador, el fácil hacer movimientos y lucirte un poco.
    Perfección hecha juego porque sí, por mucho que digan los medios, ¡los juegos perfectos existen!

    • RUBIO 1 octubre, 2021 at 07:54 Responder

      SoulCalibur 2 también fue una pasada, y jugar con Link en la versión de GameCube, como bien dices Ruryk, fue un sueño hecho realidad, al igual que controlar a los otros dos personajes invitados para cada una de las versiones de Xbox y PS2: con Spawn y Heihachi respectivamente.
      Sin embargo, desde mi humilde opinión, pienso que ninguna versión posterior ha superado al primer SoulCalibur.

      Un abrazo y gracias por tus palabras compañero

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