Análisis Assassin’s Creed Valhalla

Los vikingos, moradores del norte de Europa en el siglo IX, formaron uno de los pueblos más fascinantes y misteriosos del mundo antiguo. Todavía conocemos poco de este pueblo, pero gracias a nuevos descubrimientos empezamos a comprender que no estaba compuesto únicamente de unas cuantas bandas de guerreros temibles y despiadados como narraba la historia tradicional. Los vikingos no vivían únicamente de los saqueos, también destacaron en el comercio, la construcción y la navegación.

Por ejemplo, sus conocimientos náuticos los llevaron por toda Europa, una parte de África, y cada vez hay más pruebas arqueológicas que apuntan a su estancia en Canadá. Además, el renovado interés por la cultura nórdica que vivimos hoy en día, gracias a la exitosa serie de televisión, hace más apetecible un título basado en este pueblo.

Posiblemente, Ubisoft sea el más adecuado para el desarrollo de un videojuego que haga justicia a los antiguos guerreros germanos. Aunque ha pecado mucho en pasadas entregas de Assassin’s Creed, es innegable que sabe representar interesantes ambientaciones históricas en estos juegos. Tanto Odyssey como Origins son buena prueba de ello, pues estos dos títulos revitalizaron una saga en franca decadencia.

Assassin’s Creed Valhalla, centrado en el pueblo nórdico, cierra la trilogía que nos llevó a la Grecia clásica y al antiguo Egipto. Estos tres títulos comparten la misma fórmula conocida, pero esta última entrega se ha reestructurado en varios aspectos, como en el tamaño de los mapas, la sensación de vida dentro de estos, o la cantidad de actividades que podemos realizar. Por todo esto, Valhalla atrapa al jugador durante horas sin caer en esa sensación de repetición que provocaban las anteriores entregas.

El reciente Assassin’s Creed narra la historia de Eivor, un destacado vikingo del clan del cuervo que, tras el fútil sacrificio de su padre para salvar a su pueblo, decide emprender una larga marcha junto a su hermano Sigurd y otros miembros de su maltrecho clan. Su viaje los lleva por una Gran Bretaña sumida en una guerra de clanes que combaten por hacerse con el poder y el control del territorio.

En el papel de Eivor, lideraremos una incursión en territorio inglés con el fin de construir un nuevo hogar para nuestro pueblo. Para ello, no sólo utilizaremos la fuerza bruta y diferentes armas, también nos apoyaremos en la diplomacia para formar alianzas con otros bandos y derrocar a enemigos comunes.

Hay un aspecto que los más veteranos de esta saga agradecerán según avancen en la historia: los conflictos entre Templarios y Asesinos de los primeros Assassin´s Creed.

Análisis Assassin's Creed Valhalla

Pasado el periodo de aprendizaje correspondiente, nos encontramos con un amplio territorio dividido en diferentes regiones. Cada región cuenta con sus propios hilos argumentales y campañas.

Aunque al comenzar nuestra nueva vida como vikingo tenemos muchas tareas por hacer, la primera será conseguir los recursos necesarios para construir un asentamiento próspero. Como se ha comentado, para cumplir este objetivo, nos servimos de la fuerza devastadora de un ejército vikingo y el uso de la sutil diplomacia.

En cuanto a la parte bélica, luchamos arrasando con todo lo que se interponga en nuestro camino y saqueamos otras aldeas para encontrar valiosos cofres del tesoro que suelen estar escondidos o cerrados bajo llave. Para abrirlos, tenemos que buscar una solución como si se tratara de un acertijo.

El sistema de combate en Valhalla no varía prácticamente en nada con respecto a las dos entregas anteriores. Atacamos con toques rápidos y débiles o con golpes lentos de mayor impacto. Además, contamos con una barra de energía que nos permite ejecutar ataques especiales, como lanzar hachas o flechas incendiarias. Al golpear al adversario y esquivar sus contrataques, la barra se regenera paulatinamente.

Podemos aumentar nuestras capacidades a través de un árbol de habilidades y subir de nivel adquiriendo puntos de experiencia que se consiguen tras completar tareas y misiones.

Aunque el combate es prácticamente idéntico al de Assassin´s Creed Origins, se han pulido y suavizado las mecánicas de combate logrando un mejor control en la batalla, pero las mejoras son escasas en general.

Con la inteligencia artificial de los enemigos ocurre lo mismo, no parece haber mejorado en exceso. Como en la cola de la pescadería, cada rival pide la vez para golpearte y tarda en localizarte. Por lo tanto, puedes huir fácilmente y vencer a enemigos mucho más poderosos que tú sin sudar mucho. Y aquí debo hacer un punto y aparte para preguntar.

¿De verdad hacéis un mapa desproporcionado con 140 Km cuadrados, metéis mil historias sin argumento que saturan enormemente el juego y no innováis en nada más? Tal vez sea un iluso por esperar lo contrario, pero en todos los aspectos de las mecánicas de combate se echa en falta una evolución mayor.

Por otro lado, se ha aumentado la violencia de nuestros ataques, pues hay sangre por doquier y heridas muy feas. En este aspecto, la gráfica del juego muestra todo su potencial con muy buenos detalles. Para causar tanto daño, disponemos de hachas danesas, espadas cortas, dagas o escudos. Encontrar elementos defensivos es más complicado, ya que debemos buscar mucho para tener una armadura. Tanto las armas como las armaduras se pueden mejorar con objetos o materiales al igual que en Odyssey.

Como se ha mencionado anteriormente, además de hacer uso de la fuerza bruta, la diplomacia juega un papel importante para lograr expandir nuestro asentamiento y que sea próspero. Para ello, debemos formar una alianza con el clan de la región y así cumplir con un hilo argumental.

Lamentablemente, conseguir esta expansión resulta algo pesado, pues algunos hilos argumentales se alargan sin motivo dando prioridad a la política y dejan la acción en un segundo plano. Estos hilos argumentales son pobres en contenido y narrativa, por lo que nuestro personaje se difumina en la historia. Este sistema de diplomacia, sin duda, está metido con calzador para alargar la vida del título, pero será imprescindible terminar estas “misiones” para avanzar. Algo atemporal en las entregas de Ubisoft.

Aparte de combatir, saquear y dialogar, este título nos propone una amplia selección de actividades para mantenernos entretenidos. Entre otras, podemos crear o contratar jomsvikingos, cazar animales mitológicos al más puro estilo Red Dead Redemption, colocar piedras en hitos, entrar en trance tras ingerir setas alucinógenas, participar en concurso de beber cerveza, o hallar tesoros britanos y romanos. Una de las actividades más interesante consiste en encontrar miembros antiguos o templarios, los cuales intentaremos matar tras descubrir las pistas que nos lleven hasta ellos.

Al margen de todas estas actividades y misiones, tenemos la sincronización de las atalayas y la ineludible cita con el Animus, aunque estas tareas están enormemente reducidas en comparación con Odyssey.

Para orientarnos y encontrar donde realizar estas numerosas acciones, contamos con la ayuda de una brújula donde aparecerán todos los puntos de interés dentro del mapa. Estos nos tientan para desviarnos de la historia principal y así cumplir misiones que alargan más y más el tiempo de juego. Este sistema de despiste está sacado directamente de sus dos entregas anteriores.

Gracias a unos entornos que representan la Inglaterra de aquellos tiempos con una calidad destacable, el viaje para realizar las numerosas tareas nos hace retroceder a una época oscura, misteriosa y llena de una mitología fascinante. Sin duda, el mayor atractivo de este título es la ambientación que consigue a través de una meteorología en constante cambio, unas puestas de sol absolutamente sublimes, y unos sugerentes parajes llenos de ruinas, vegetación y vida salvaje. Todo esto se acompaña de una excelente banda sonora, seguramente la mejor de la saga, que da una mayor veracidad e interés a las cinemáticas.

En definitiva, nos encontramos ante un nuevo título de Ubisoft con luces y sombras. Tras un desarrollo largo, como pedíamos todos los seguidores cansados de un lanzamiento anual mediocre, el resultado no ha sido del todo satisfactorio. Evidentemente, tiene cosas buenas, el mundo de Valhalla está extraordinariamente bien diseñado, las texturas de los entornos me parecen sublimes, a la altura de la nueva generación, y podemos realizar varias acciones entretenidas como cazar animales mitológicos. Si nos vamos a la duración fácilmente podemos llegar a las 100 horas entre las misiones principales, secundarias y exploración.

Sin embargo, sentimos que nos vuelven a ofrecer prácticamente el mismo juego de siempre pero con un mapa gigantesco atestado de historias secundarias y aburridas. Un videojuego con mucho terreno que explorar que gustará a los fans de la serie, pero vacío en contenido interesante y de calidad.

 

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Romo

Veterano de la gran Guerra de los 16 bits, incondicional de los juegos y consolas Retro. Actualmente perseguido por Sony por su militancia en el bando Xboxer y alta traición a PlayStation

6 comments

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  1. RUBIO 9 diciembre, 2020 at 14:57 Responder

    Es triste lo que ocurre con esta saga, desde hace mucho tiempo. Me atrevo a decir que prácticamente desde sus comienzos, con toda aquella polémica que se generó con las notas infladas de la primera entrega. La aventura de Altair evidentemente no reflejaba la calidad que plasmaban las calificaciones de algunos medios especializados. Asentaba la identidad de la nueva IP con su contexto histórico, la excelente recreación de las ciudades y su mecánica de escalada pero era repetitivo hasta más no poder. Defecto que arrastra hasta 2020.
    Es cierto que la segunda parte mejoró este aspecto y las entregas posteriores han ido introduciendo novedades pero no justifican esa proliferación excesiva que solamente ha buscado el lucro de Ubisfot.
    Siempre que se anuncia una nueva entrega tengo la esperanza de que ese Assassin’s Creed sea el último o que ofrezca algo realmente revolucionario o novedoso pero siempre es lo primero. La pregunta es ¿has cuándo seguirá Ubi con este cuento?

  2. Romo 9 diciembre, 2020 at 16:31 Responder

    Es cierto que los comienzos no fueron los mejores, aquella polémica de las notas acompaña esta saga por siempre. Pero al margen de aquello, este nuevo título me gusta, han pulido aspectos y la experiencia es menos repetitiva. Las ambientaciones son increíbles, el mapa es brutal en cuanto actividades para hacer, la música la mejor en mi opinión. Aún así, cae en lo mismo y ese es el problema, no sientes que estás jugando un juego nuevo, parece la extensión de sus dos predecesores. Falta frescura.

  3. Voyevodus 17 diciembre, 2020 at 23:03 Responder

    La saga, desde Origins, no es la misma. Algunos fans de siempre ahora andan a disgusto. El combate ha ganado en profundidad y ahora es algo más complejo, algo que la marca necesitaba como el comer.
    Y a mí me gusta mucho más ahora, sin parecerme tampoco la polla ni el Origins ni el Odissey, el Valhalla no lo he jugado.

    Tampoco creo que aquella polémica se siga arrastrando. De hecho, al 2 se le penalizó en exceso en mi humilde opinión, y desde entonces no he visto notas que se salgan mucho del tiesto. Tampoco creo que la saga necesite una revolución, sino ir ajustando cosas. En términos generales me parecen grandes juegos, muy currados, y tienen una base enorme de fieles. No descarto jugarlo más adelante, la ambientación me pone.

    Buen análisis, Romo.

    • Romo 18 diciembre, 2020 at 09:46 Responder

      Gracias Voyevodus, que gusto tenerte por aquí comentando otra vez. El Valhalla te lo recomiendo, yo lo estoy disfrutando mucho, han pulido bastantes cosas, como los combates, la historia está bien y los entornos son sublimes. La saga está cambiando como dices, solo una puntualización en mi opinión, los mapas deben de hacerlos más pequeños y más concentrados, son demasiado grandes y eso te puede saturar un poco. Este Valhalla es enorme. Saludos

  4. Ruryk Z 21 diciembre, 2020 at 18:29 Responder

    Como se nota que le has echado horas al juego Romo, ¡un análisis sincero y eso nos gusta mucho!
    La verdad es que perdí el interés en los AC desde hace mucho tiempo, desde que empezaron a salir como cuando das por error a 100 copias en la impresora. Parece que es el mismo juego una y otra vez pero cambiando la ambientación como bien dices Romo.
    Ahora mismo creo que hay juegos mucho más interesantes que estos AC aunque sí es verdad que la ambientación histórica me llama mucho la atención. Lo poco que pude jugar a Odyssey me gustó pero sus mecánicas me parecen aburridas.
    Por ejemplo creo que con Immortals (aunque sea una copia de Breath of the Wild) lo ha hecho muy bien y no le vendría mal a AC un lavado en la jugabilidad. La serie creo que necesita un merecido descanso.

    • Romo 21 diciembre, 2020 at 19:52 Responder

      Muchas gracias Ruryk Z. Pues muchas horas la verdad, sobre las 50 y todavía me queda trecho ya que el mapa es enorme. Pero fíjate se me está haciendo menos pesado que el Odyssey, es más ameno y en general esta mejor estructurado. Pero es cierto que cae en la misma rutina que sus antecesores, en sus virtudes y defectos, ambientaciones muy bien desarrolladas pero vacías de contenido de calidad. Los combates están más pulidos, el control está mejorando y así con varias cosillas más. Aún así me lo esperaba mejor después de un descanso en la saga. También tengo que romper una lanza en favor de Ubisoft, sé que los Assassin’s son repetitivos, tienen poca innovación y se hacen pesados, pero se ve un trabajo detrás de cada título, te venden un juego bien terminado. Esto lo digo porque después del Valhalla comencé con el Cyberpunk 2077 y alabados sean los de Ubisoft. Me quedo sincronizando atalayas por aburrido que sea, al menos llego al suelo sin bugs.

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