I LOVE: GOLDENEYE

Rare en estado puro

Detengo la partida durante un momento para descansar la vista. Apoyo el mando sobre la mesa y en un instante de retrospección, intento repasar todos los videojuegos a los que he jugado. La lista es larga cuando superas los cuarenta y llevas jugando desde una temprana edad. Emergen infinidad de títulos, mágicamente consiguen alinearse por encima aquellos que me han marcado. Goldeneye de Nintendo 64 es uno de ellos.

Han pasado más de 20 años desde su lanzamiento pero sigo recordándolo como un videojuego tremendo. En su interior esconde detalles que no he vuelto a ver en un género que adoro, cuyo monstruoso crecimiento solamente es comparable a todas las horas de juego que dediqué a esta obra maestra de Rare.

Hubo un tiempo, no hace mucho, en el que los buenos juegos de disparos en primera persona solamente parecían ser jurisdicción del PC. Doom, Quake, Wolfenstein, Duke Nukem… referentes entre los amantes de los FPS que tenían muy claro dónde se gestaban los buenos shooters. Uno de sus requisitos más importantes es que un juego de disparos en primera persona debe jugarse con teclado y ratón. Razón no les falta pero Goldeneye llegó para acribillar esa norma.

 

Son muchos los detalles y las características que siguen haciendo de Goldeneye un videojuego inolvidable. Introdujo innovadoras mecánicas, un acabado gráfico impresionante para la época y un modo multijugador divertidísimo. También hay que destacar su pionero sistema de reacciones corporales por impactos de bala, el uso del rifle de francotirador, reflejos en baja resolución sobre superficies brillantes, uso de armas a dos manos, efecto realista de las balas sobre los escenarios y un innovador trabajo en el diseño de misiones e IA de los enemigos que provocó que los dueños originales de Valve, en 1998, tuvieran que rehacer un montón de cosas de su querido Half-Life.

Su acertada jugabilidad mezcla de forma brillante acción y exploración a través de enormes y variados escenarios. Así mismo, utiliza mecánicas de sigilo que incrementan la táctica sobre las situaciones y enemigos. Hoy en día, la mayoría de FPS’s prescinden de estrategia y profundidad dentro de su fórmula. Goldeneye permite crear emboscadas, espiar, disparar a través de ventanas y puertas (dependiendo del arma utilizada), brinda la posibilidad de incapacitar cámaras de vigilancia con nuestros disparos para abrir una brecha e introduce otros elementos innovadores como el sistema de alarmas que activan los guardias cuando descubren a Bond. Estas mecánicas se enriquecían aún más con detalles como el sistema que contabiliza nuestros disparos, el cual considera que dos disparos de pistola es un sigilo aceptable y una ráfaga de fusil de asalto sirve para atraer a los guardias hasta nuestra posición.

En aquella época casi todo se basaba en disparar y encontrar una llave para abrir la siguiente puerta y salir del nivel. Aunque en esencia Goldeneye se basa en lo mismo, el juego de Rare enriquecía la fórmula con decodificadores, módems y otros artilugios como el reloj láser, las minas por control remoto y la cámara de fotos. Estos aparatos y el uso de algunas armas especiales o desbloqueables generaban interesantes variaciones en el ritmo de la acción de los niveles, y en algunos de ellos se conseguía una densidad realmente buena.

 

Si algo tenía de revolucionario Goldeneye era la libertad que tenía el jugador a la hora de aventurarse por un escenario. Existían diferentes objetivos y varias rutas para completar la misión. A menudo sus creadores cuentan que Mario 64 los inspiró en términos de variedad y diseño de objetivos, de hecho el propio Miyamoto actuó como consejero durante el desarrollo. El resultado fue un espacio interesante, con muchos objetivos y multitud de enemigos bien repartidos. Muchos de los niveles del juego tienen un toque realista y no lineal, con estancias o rutas que no tienen relevancia para la misión, sin embargo contribuyen a crear sensación de libertad y realismo, un detalle que sin duda ayudó al éxito del juego. Sus creadores diseñaron primero los escenarios del juego y no un camino predeterminado a modo de “pasillo”. Todos los mapas fueron construidos con sus edificios, caminos, cámaras, parapetos, etc y una vez terminados colocaban al jugador sobre el terreno sin pensar una ruta predefinida, otro detalle novedoso en el momento.

La posibilidad de jugar enfrentándonos directamente a los soldados o intentar superar los niveles de una manera sigilosa, rompiendo cámaras o usando armas con silenciador, eran alternativas que enriquecían la acción y conseguían que el juego fuera muy rejugable. Así mismo, los niveles de dificultad, un variado arsenal con inolvidables armas especiales y otros “cheats” desbloqueables contribuían en la extensa duración. La posibilidad de escoger la forma de jugar un escenario y pensar antes de disparar, fomentaba la estrategia. Sin duda, otro motivo notable para su éxito. También hay que recordar que en el nivel de dificultad más alto el juego nos obligaba a acceder a zonas del mapa que no visitábamos en el modo fácil o medio.

En algunos niveles podíamos utilizar hasta un tanque

 

En su momento la IA del juego sorprendía, sobre todo si la comparábamos con otros títulos de su categoría y de la época. Introdujo enemigos que reaccionaban a los movimientos y acciones del jugador de forma inteligente, con guardias que hacen rondas e intentan alcanzar sus propios objetivos (disparan, activan una alarma o simplemente intentan sobrevivir). El hecho de sorprender a tres soldados y que cada uno reaccione de forma distinta al mismo tiempo, por ejemplo uno dispara, otro corre hacia una alarma y otro lanza una granada, es un detalle que habla por sí solo de su innovación en la IA. Dentro de la acción habitual: dispara, mata, dispara, mata… el juego era capaz de plantear un dilema genial: a quién matar primero. Goldeneye no era otro juego de disparos en primera persona más de finales de los 90, introducía en la clásica ensalada de tiros una cantidad de táctica y estrategia que hoy apenas existe. Era capaz de mostrar al jugador mecánicas y situaciones para poner a prueba la IA marcando una diferencia en la jugabilidad gracias a estos detalles y al uso del sigilo.

Goldeneye está considerado como uno de los mejores títulos de disparos en primera persona de todos los tiempos. También, uno de los mejores juegos de la historia, por encima incluso de Perfect Dark, el sucesor espiritual que logró mejorar todo aquello que parecía inmejorable en el título de Bond. Su impresionante diseño, sus increíbles detalles y una eterna fuente de diversión gracias a su brillante multijugador consiguieron aumentar aún más a una prestigiosa Rare que a día de hoy seguimos echando en falta.

 

 

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1 comment

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  1. CO 1 febrero, 2019 at 02:48 Responder

    Creo que todos amamos Golden Eye 007 y no solo ese, sino muchos juegos de esa época de los 90. fue una época única para aquellos que tuvieron la oportunidad de vivirla.

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