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XCOM 2: La Tierra contra Advent

Hay gente que juega a Dark Souls y, también, gente que por una promesa recorre 30 kilómetros caminando sobre sus descarnadas rodillas hasta llegar a la ermita de su pueblo para besar los pies de un santo. Luego, existen personas que disfrutamos y sufrimos junto a nuestro pelotón de soldados de la XCOM.

Puede que esta saga no tenga el argumento más original de la historia del videojuego y sus artificiales cinemáticas, que parecen vídeos CGI de la época de PSX, no ayudan demasiado a la hora de hacer más convincente sus acontecimientos, donde la humanidad sufre una especie de genocidio alienígenanazi y una debilitada XCOM actúa como punta de lanza de la resistencia frente a los despiadados extraterrestres. Sin embargo nada de esto importa demasiado porque hablamos de un estupendo juego de estrategia por turnos donde las verdaderas historias y buenos momentos se forjan durante cada partida, a golpe de complicadas decisiones y estudiados movimientos.

Resulta interesante como el papel del protagonista, elemento omnipresente en cualquier videojuego, recae sobre la trayectoria de nuestro pelotón y su evolución en el campo de batalla gracias al historial de cada uno de los soldados que lo conforman. Y no es algo que podamos experimentar de inmediato pues al principio nuestros hombres caen como «chinches» y puedes llegar a contemplarlos como simple ganado, una mera herramienta para completar tus objetivos de comandante. Solamente un puñado de supervivientes vivirá, con suerte, lo suficiente para ir adquiriendo experiencia y desarrollar habilidades únicas y crecer dentro de una especialidad concreta para terminar convirtiéndose en un valioso veterano. Apreciar a estos valiosos soldados como si fueran auténticos compañeros, ese sentimiento de apego surge por ejemplo cuando uno de ellos consigue el objetivo de una misión justo en el último momento cuando todo parecía estar perdido, cuando ese médico cruza la línea enemiga para poder brindar apoyo a un caído, o cuando un francotirador cubre la retirada del grupo exponiéndose a una muerte casi segura pero logra abatir a varios enemigos durante un mismo turno.

 

Después de hazañas de este calibre resulta imposible que vuelvas a mirar a ese soldado, que se ha ganado un merecido ascenso, con los mismos ojos. Has vivido un momento muy intenso gracias a esa jugada de riesgo que has estudiado detalladamente y que él (o el equipo completo en un movimiento coordinado) ha conseguido llevar a cabo con éxito frente a una fuerza enemiga superior y a menudo más poderosa. Al terminar una de estas intensas operaciones es cuando empiezas a personalizar un poco a tus hombres para darles identidad propia en función incluso de lo que ha ocurrido en el campo de batalla, por ejemplo poniendo alguna cicatriz en su rostro o reflejando un aspecto desgastado o curtido tras la dura contienda. Editas su equipo, su aspecto, su voz, incluso su personalidad además de otros detalles, gracias por supuesto al editor del juego que en esta segunda parte deja un margen mayor para la imaginación del jugador.

Esto no garantiza que estos hábiles soldados lleguen a ver el final del conflicto. Muchos de ellos no podrán completar su árbol de habilidades, algunos se «quedarán» al principio de su carrera y otros caerán en el campo de batalla justo en su mejor momento, cuando ya se habían ganado su propio apodo entre la alegre tropa. Sin embargo unos pocos elegidos llegarán a formar la élite de tus filas, un grupo de aguerridos militares que consiguen, por méritos propios y de su comandante, esquivar a la muerte y sembrar el terror entre las filas alienígenas. Misión tras misión, serán testigos de la desaparición de muchos compañeros y de los acontecimientos de la guerra, una guerra que podrá terminar bien o mal, nuestra habilidad como líder marcará nuestro destino pero cada uno de estos malditos y endurecidos bastardos nos acompañará hasta el final, el que sea. Imposible no emocionarse cuando en alguna de esas horribles cinemáticas, que saltan cuando avanzas en algún punto de la historia, aparecen nuestros valientes protagonizándolas.

En esta ocasión se respira un ambiente de guerra abierta y total, donde ambos bandos presentan su propia propaganda bélica instigando a unirse a la causa.

 

 

Cada misión contiene una dosis explosiva de táctica, acción, gestión y pequeñas gotas de sigilo, el resultado es un título gratificante que gracias a nuestras decisiones nos brinda momentos verdaderamente épicos donde somos testigos de auténticas hazañas y dramáticas situaciones dignas del mejor cine bélico, y lo hacemos contra un enemigo exigente e implacable que nos pone a prueba en cada jugada. A veces resulta sorprendente lo divertido que puede llegar a ser un juego de estrategia por turnos si se sabe plantear con acierto y dinamismo.

También es verdad que puede jugarte una mala pasada, más allá de acabar con todo tu pelotón por culpa de una mala jugada. Si no eres lo suficientemente hábil, tanto en tu labor como estratega en el campo de batalla como en la gestión de nuestra base-nave, puedes perder la partida de forma permanente y tocará volver a empezar. Esto puede llegar a frustrar a más de uno.

 

 

 

Esta última entrega mejora aspectos de su predecesor, los mapas por ejemplo se han trabajado más a nivel gráfico aunque sigue arrastrando numerosos bugs durante las partidas. Las alturas en los escenarios ahora cobran un mayor protagonismo y la generación aleatoria de niveles junto a las misiones secundarias, los eventos oscuros y el desarrollo del Proyecto Avatar garantizan un ritmo de juego más variado y también un poco más exigente. Si hay algo que no me ha convencido del todo son las misiones donde disponemos de un número limitado de turnos para conseguir un objetivo. No es que me sobren pues obligan al jugador a ser más rápido y agresivo para completar un objetivo pero ese ritmo forzado resulta un incordio cuando juegas unas cuantas misiones de este tipo de forma seguida.

¿XCOM 2 un juego para todo el mundo? Por supuesto tiene que gustarte la estrategia pero no en el sentido más puro del género. Coger el ritmo y saber gestionar las normas al principio puede ser complicado y es fácil que el juego nos gane la batalla la primera vez pero el aprendizaje y la evolución es una experiencia fantástica. Si eres amante del género bélico, la estrategia militar y siempre has imaginado dirigir tu propio pelotón, luchar, sufrir y evolucionar junto a el, seguro que lo pasarás en grande jugándolo.

 

 

 

 

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RUBIO

Un videojuego puede ser como un buen libro o una gran película. Siempre digo que existe un juego para cada persona. Si aún hay alguien por ahí que no se ha enganchado a los videojuegos es porque todavía no ha encontrado su juego. Cuando lo encuentras, descubres una llave que abre la puerta a un mundo de diversión y entretenimiento sin igual.

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